Naturalismo, animismo, totemismo y analogismo
Entrevista al antropólogo Philippe Descola en el diario argentino La Nación.
-Usted distingue cuatro modos de identificación entre el hombre y la naturaleza. Uno es el naturalismo, que domina en el Occidente moderno, y otro el animismo, que estudió en los jíbaros de Ecuador.En especial me gustó la idea de nacionalismo como totemismo, pero una curiosidad es que el analogismo chino, me recordó a la clasificación que los chinos hacen de los animales (según Borges en El idioma analítico de John Wilkins).
-El naturalismo se basa en la idea de que sólo los humanos están dotados de vida interior. Los demás “existentes” -plantas, piedras, animales- están privados de ella. En el plano orgánico, los hombres no tienen nada de singular, ya que están gobernados por las mismas leyes físicas que los no humanos. Cuando conocí a los jíbaros me resultaba imposible entender lo que sucedía. Lo que yo consideraba actividad productiva (la caza, la jardinería, la pesca) para ellos era un acto de sociabilidad. Los jíbaros mantienen relaciones sociales con los animales y las plantas. Tratan a los tucanes, a la mandioca y a las sombras como a personas. El animismo es lo contrario del naturalismo: los no humanos están dotados de la misma vida interior que los humanos y tienen una vida social y cultural.
-¿Cuáles son los otros dos modos de relacionarse con el medio ambiente?
-En el totemismo, los humanos y los no humanos comparten propiedades físicas y morales que los clasifican juntos según diferentes categorías: puede ser el color de la piel, la morfología (ser “redondo” o “anguloso”) u otras características particulares (ser lento o nervioso). Un hombre podrá decir que un canguro es exactamente igual a él basándose en un principio común del cual ambos descenderían (la vivacidad, por ejemplo). El analogismo, por fin, caracteriza un mundo percibido como una infinidad de singularidades, todas diferentes entre sí. Es el ejemplo chino de un mundo compuesto por 10.000 esencias. Ese era el modelo más común en el mundo, sobre todo en Asia, Africa del Oeste y en las sociedades andinas, antes de que se impusiera el naturalismo.
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